martes, 16 de diciembre de 2008

La maleta.



Me levante muy temprano, serian alrededor de las 6 de la mañana, como cada día tenia que prepararlo todo minuciosamente. Pintar mi rostro con rasgos blancos de un mimo, desenredar las cuerdas de mis viejas marionetas, elegir una ropa con grandes remiendos, una banqueta de playa y una gran sonrisa contagiosa para arrancar una carcajada a una gente que olvido la alegría.
Me encamine a la primera boca de metro que encontré y me introduje en ella perdiéndome, ocultándome bajo una gran masa de asfalto, entrando en un mundo perdido.
Todo un mundo de pasadizos embarazosos para gente con perjuicios, por la gran multitud de colores diferentes, religiones, formas de vestir, de hablar, de caminar.
Tras unos minutos llegue a un andén, ennegrecido con olor a humedad,
Pero bien iluminado, estaba rodeado de una multitud que aprovecha un tiempo de espera, una pausa momentánea en su ajetreo diario, para leer un periódico, un libro o simplemente los carteles publicitarios.
Ya dentro del vagón no hiso falta sujetarme a unos pasamanos fríos, era imposible desplazarse por los envites de la vía ya que el espacio era inexistente, el roce con los semejantes era continuo e imposibles de evitar.
Un sonido una voz repetitiva, ampliamente conocida, anuncia por megafonía la proximidad de mi estación “plaza Cataluña” de repente un frenazo brusco con el que se mueven las cabezas de tantos viajeros en un vasto gesto de despido inexistente, de un adiós sin hasta luego.
Por fin bajo de aquel vagón cargado con mi maleta repleta de fabulas, de cuentos, de chistes, de adivinanzas, y en un rincón mi caja de recuerdos; la más preciada para mí; donde guardo sentimientos robados a caminantes, sonrisas, carcajadas, sofocos, magia, admiración, destellos, todo ello clasificados por momentos y lugares.
Ya diviso la luz del día a lo alto de la escalera cuya salida da justo a una gran plaza plagada de representantes de libertad, arboles a cuyos pies se extiende un manto verde donde reposan los cansados viajeros o lectores arduos de devorar aquello capas de evadirles momentáneamente del mundo real introduciéndolos en uno de ficción, en un amor idílico, o un lugar paradisiaco creado por letras y frases.
Me dirijo al semáforo que da paso verde a los peatones cortando un tráfico denso y ruidoso de una calle ancha que rodea la plaza sin tener final, paso por delante de multitud de animales de metal rugientes expectantes a que alguien o algo les de paso libre hacia su próximo redil.
Salvo, estoy salvo, ante mi un largo paseo delimitado en sus extremos por unos árboles centenarios, donde el ir y venir de gentes se hace notar, “las ramblas” lugar antiguo de reunión de gente y lugar obligado para cualquier visitante hoy día.
Sin más tiempo que perder, planto mi silla tocante a una farola de fundición, reposando mi maleta en su lona para poder extraer de ella un violín de aspecto espartano para dar principio a una función dependiente de un público andante y nómada, tras unas notas celtas convertidas en melodía para atraer a visitantes y residentes doy paso a mi relato con ayuda de mis compañeras marionetas:

De la Dama y su escudero.

7 comentarios:

  1. Tiene que ser dura tu vida,cuentacuentos.Siempre he admirado en mis paseo poer el Retiro o la plaza Mayor a constructotes de alegría como tú,ganarse el susutento diario.Soportando frío ,lluvia y calor.Me siento pequeña comparada contigo ...eres grande ,un artista ,un mago...eres como dices "El creador de ilusiones"
    Buen martes
    Beso.

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  2. Metrooo..que bueno!!, un día iré a verte, y llevaré la cara pintada de blanco, para que me reconozcas enseguida, seremos como de una lejana tribu, que llega a la ciudad para alegrar con sus historias a otras gentes que te abrazan con otra sonrisa y te ofrecen un sincero gesto de amistad.
    Un beso-lyria
    lyria

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  3. gracias metro tu comentario en mi espacio...la verdad es que era más bién ficción pero se puede aplicar perfectamente a la realidad...no había caído en ello.
    Besos.

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  4. Hola Metro (a qué se deberá este nombre!...vaya uno a saber! jeje)
    pasaba a saludar y agradecerte tu visita.
    Leyendo este cuento se me ocurre que debe ser un oficio muy ingrato el de mimo, o mago, o cuantacuentos o creador de fantasías...en esta sociedad tan repleta de urgencias y a veces vacía de cosas importantes, hacerse espacio para soñar en medio de esa masa de gente que ni siquiera se mira a los ojos, debe ser cuanto menos, tarea complicada.
    Excelente excusa para disparar hermosos relatos! muy buena propuesta!

    Hasta cada rato!

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  5. Metro eres un amor ,mil gracias por ofrecerme tu ayuda ,pero esta batalla es solo mía.¿sabes?n el cuento dl viernes 1q9 hay algo de tí.En parte es mi agradecimiento por tu amabilidada hacia mí.
    Besosssss-

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  6. Me encanta leerte, te lo dije?
    Sos un gran creador de ilusiones...tanto que me atrapas...la vida tiene sus pro y sus contras...creoque hay que saberse subir en el tren indicado y eso sucede pocas veces!

    Un abrazo muy grande Jose...es un placer contar con tu amistad!

    Besotes!!

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  7. Cuenta cuentos, te cambiè el nombre...me perdonas?
    Todo lo que dije es tal cual...pero no sè de donde saque ese nombre :-(

    Mas abrazos y mas besos!

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