miércoles, 31 de diciembre de 2008

El árbol de los amantes.






Estaba cansado y decidí parar mi coche al lado de una tapia de piedra no muy alta, una valla que no impedía la entrada a un inmenso jardín, baje del coche, para estirar un poco las piernas, y me puse a caminar en paralelo a la línea entre el jardín y la carretera, al llegar ante la entrada me llamo la atención una placa donde pude leer “el jardín de los amantes” su puerta de rejas se encontraba abierta, mire mas allá de ella y pude observar como un manto verde cubría todo la superficie cónica de aquel extravagante jardín, que coronaba en un pequeño montículo donde se erguía el único árbol del lugar.
Sin pensarlo me dirigí por encima de aquella alfombra hasta llegar al árbol, y pude observar su tronco sus ramas aquella similitud con dos…
-bonito árbol. ¿Le gusta?
Me di la vuelta sobresaltado y advertí a un hombre mayor con un rastrillo que recogía las hojas que caían del árbol, incluso antes de llegar al suelo. De repente planto el rastrillo en el suelo apoyándose en él y las hojas dejaron de caer.
-es un árbol muy viejo, dice la gente que nació mayor, que surgió de un día para otro por una mujer.
¿Por una mujer? Pregunte mostrándome muy interesado.
Si, por una hermosa mujer. Pero es una larga historia y tengo que recoger las hojas.
Mire a mi alrededor y no distinguí hoja alguna, fruncí mi ceño como no entendiendo nada.
Aquel hombre viejo de pelo blanco, se percato de mi gesto y dijo.
-¿Cree usted que estoy loco? Las hojas que cayeron son pasadas, y no se puede borrar el pasado, las hojas que caerán son futuras, y nunca sabremos lo que hay que recoger, pero… las hojas que caen son presente y este sí, se puede limpiar sin demorarnos para que no se convierta en pasado.
Dejo de hablar juntando aquellos ojos fríos faltos de vida, como intentando dormitar.
-No entiende nada de lo que le digo ¿verdad?
-No sé a qué se refiere usted.
- Es muy joven todavía pero deje que continúe, y así lo entenderá.
Inhalo aire dando a entender que lo que relataría a continuación era algo costoso para él.
-Todo empezó hace muchos, muchos años, en el tiempo donde los matrimonios se gestaban por conveniencia de las familias.
Vivía una chica muy bella, en el pueblo de al lado, si en una casa roja donde la calle acababa en un pequeño estanque formado por las aguas cristalinas de un riachuelo, su familia era humilde, su padre se dedicaba a cuidar de las tierras del terrateniente.
Un día el terrateniente se fijo en la hija de Antonio, pues era viudo hacia ya unos años y le dijo.
- Antonio su hija va teniendo edad casadera, ¿ya tiene pretendiente? Ni recordarle tengo que yo sería un buen partido para ella.
Antonio sabía que su hija Nerea andaba medio ennoviada con un mozo del pueblo, pero no podía rechazar tal propuesta y contesto que no.
-No don Armando mi hija no anda festeando con nadie, ni tiene pretendiente alguno, aparte de usted, claro está.
Dándose por satisfecho de la contestación recibida paso a hablar del ajuar para con su hija y comentarle que la cosa no podía esperar mucho por la edad caprichosa de la misma.
Nerea mientras tanto, ajena a las maquinaciones de su padre, cada día que pasaba se sentía más y más enamorada de su joven, incluso tenían planes de futuro, su amor era guardado en secreto por los dos, se veían a las afueras del pueblo para no ser descubiertos; no tenían nada que esconder, pero su vida solo era de ellos dos; habían escogido un prado resguardado de la vista por una pequeña valla, donde daban rienda suelta a su amor.
Un día llego a casa su padre un poco antes de lo normal, se sentó a la mesa y pidió a su madre por ella, se dirigió a su habitación y le comunico que su padre quería verla. Nerea se dirigió al comedor en busca de su progenitor sin intuir lo que él le tenía que comunicar.
Mira Nerea estas en edad casadera, aunque tu corazón te puede jugar malas pasadas, por lo que me creo en la obligación de velar por tu bienestar y buscarte marido.
Nerea notaba como un sudor frío le invadía todo su cuerpo pero no se atrevía a articular palabra, por respeto, o quizás por miedo.
Con tristeza en el alma Nerea acudió a su cita diaria con el muchacho y paso a relatarle lo ocurrido, él la abrazo fuertemente sin saber cómo consolarla ni de qué forma actuar por su juventud y su temor, Juntos decidieron que lo mejor era aceptar las pretensiones de su padre, pero nunca renunciarían a estar juntos, a poder verse y amarse.
Pronto llego el triste día de la boda, donde su corazón quedo partido en vida, no podía concebir la existencia sin su amor y pensó que pronto estaría junto a él…
Pasados unos días pudo salir encaminándose al prado preguntándose mientras se acercaba si él estaría allí esperando el encuentro. Pronto sus dudas se disiparon al verlo, tocarlo, abrazarlo y besarlo. Todo esto se repetía cuantas veces ella podía escapar de su encierro.
Pero llego el día que el señor don Armando se percato de lo que sucedía y decidió vengar su honor, cogió su escopeta de caza y sin ser visto por Nerea la siguió hasta el idílico prado, una vez allí, espero que cayera en los brazos de su amante, y penetró en amenaza tajante contra el joven encañonándole con su escopeta decidido a disparar…aconteció entonces algo imprevisto Nerea se interpuso entre el arma y su amante recibiendo ella el disparo, cayendo entre los brazos de su amado. Don Armando al ver lo acontecido arrojo su escopeta y dando media vuelta marcho como absorto por la imagen.
Nerea agonizaba en los brazos de su joven, este le gritaba que no podía dejarle, que le había prometido estar siempre a su lado, ella le miro a los ojos diciéndole en voz tenue, nunca te dejare y al momento una lágrima rodó por su mejilla cayendo al suelo, dejando escapar su aliento.
Pero aconteció que del lugar de tierra regado por su lágrima comenzó a brotar un árbol arrebatando de la mano de su amante a Nerea, enterrándola en sus raíces convirtiéndose en un árbol hermoso conservando la silueta de Nerea…
Después de lo acontecido el joven juro ante el árbol que cuidaría de el y lo amaría por siempre, sus visitas se sucedían día tras día, hasta que el joven enfermo de amor, postrado en su cama oía susurrar las ramas de Nerea, su voz le decía “tienes que venir a mi amor”, el apenas tenia fuerzas para emprender el camino hacia el jardín, pero la voz repetía incesantemente, “tienes que venir a mi amor”.
Encaminándose como poseído de pasión no tardo en llegar ante aquel hermoso árbol del jardín.
-Ya me tienes aquí mi vida de rodillas ante ti, y ahora que e de pedir mi amor.
Y aquel rumor continúo… amor ven junto ami, y el árbol extendió sus ramas para que el joven descansará en ellas… quedando dormido para no
Despertar.
Desde aquel día el único árbol del jardín los unió para siempre.
Y cuenta el dicho que Don Armando fue castigado por el espíritu del árbol a no dejar convertir el presente en pasado dejando tocar el suelo a sus hojas, convertidas en lagrimas de amor eterno.

domingo, 28 de diciembre de 2008

El frío papel


Anhele que la distancia fuera ella, que su pelo se enredara en el remolino de mi vida para atarla con mechones dorados al corazón, que su mirada atravesara el día llegando a mí en noche, que su cuerpo abrazara mis sueños para poder sentir su aliento en mi cuello. Tu cara que solo logra caricias através de este papel frío guardado en el bolsillo de mi existencia, desgastado por los intentos de mis besos en acabar con el hechizo y convertirte en ella y cada vez que no apareces se rompe mas mi alma, cada vez que no estas duele mas mi vida, amarte es dolor, pero que seria de mi sin ese papel frío, que miro cada día cientos de veces recorriendo con mi vista tus rasgos de ternura y reproche a mi soledad. Habla, grita, pues una palabra bastara para vencer el miedo y encontrarme a tu lado, caminando de la mano, respirando el mismo aire, rompiendo el frío papel que robo mis besos para poder sentir el calor de tus mejillas en mis labios.

viernes, 19 de diciembre de 2008

La cajita de recuerdos.


Era un niño acostumbrado a vivir en la calle a pesar de su corta edad, su sustento venia dado por unas pocas monedas de peseta que conseguía arrancar a la gente por medio de sus juegos malabares y sus palabras que fluían con espontaneidad. El simple hecho de ser extremadamente delgado y su manera de vestir conferían una sonrisa a quien lo miraba. Sus pantalones anchos con remiendos de tela cuadriculada se sujetaban a su cuerpo mediante unos tirantes negros raidos que pretendían tapar parte de una camiseta blanca muy estrecha, que resaltaba más esa delgadez esquelética aportándole un aire cómico que el sabia aprovechar.
Eran fechas festivas se acercaba la noche buena, eso significaba la venida de la navidad. Pero su navidad era muy distinta…
Recordaba aquella última noche donde habían regalos para todos, para su mama, para su papa, y como no, para el niño más feliz de la tierra.
Una lágrima recorría su mejilla cayendo hasta su pantalón…
-Este paquete para mi chiquitín y este otro para su papa.
Mama alargo su brazo atrapando un paquete con mi nombre de debajo el árbol invitándome que fuera hacia ella para arrebatárselo en un juego cómplice con mi papa que me retenía de mi mano sin dejarme ir, yo pataleaba entre risas quejándome a mi mama.
-Mama, mira a papa, no me deja; papa suelta ya.
Ella sonreía, su cara estaba iluminada por las luces del árbol, destellando en ella multitud de colores, su mirada era tierna sabía lo que me esperaba.
Di un tirón y me escape de papa, riéndome, y corriendo para poder llegar hasta mama.
-Mama, mama, cógeme.
Abrió sus brazos en gesto protector y me cobije en ellos. Mi mama me beso fuertemente en la frente y me pellizco en mi mejilla mientras escondía con la otra mano mi regalo detrás de su espalda.
-Mama dame, dámelo ya.
Cogí ese paquete con tal desesperación que no sabía cómo quitar el papel que lo envolvía. Mis papas me miraban y se reían a carcajadas, yo los oía y me sentía bien, estaban a mi lado, con migo, cerré los ojos y desee que aquella noche nunca acabara.
-Un tren, un tren.
Saltaba y corría por toda la casa.
-Mi tren, gracias mama, gracias papa.
Me los comía a besos, salte con tanto ímpetu sobre mi mama que acabemos los dos en la alfombra donde enseguida vino papa a participar de mis besos.
-Bueno y ahora tengo este paquete para papa.
-Papa ábrelo venga, ábrelo.
De su interior papa saco unos pantalones, guau que pantalones, eran de vestir muy elegantes en seguida fue hasta mama, y abriendo la palma de su mano le entrego una pequeña cajita. Mama le pregunto que era, y él le contesto.
-Cariño es nuestra caja de recuerdos.
La abrió y saco de ella un colgante con muchos aros brillantes y le dijo.
-Este aro de aquí lo compre cuando te conocí, este otro cuando me dijiste que me querías, este otro…
Y así fue enumerando uno tras uno todos los recuerdos. Mama le dio un beso a papa de los que no me dejan mirar, pero creo que en ese momento estaban solos.
Sonó la puerta.
-Ya está aquí Susi, pórtate bien y no tardes en ir a la cama, que los papas no tardaremos, vamos a casa de unos amigos y en seguida volvemos.
-Vale mama me portare bien.
Papa dejo el pantalón que le regalo mama en el sofá, y me quede mirándolo mientras se alejaban…
Al día siguiente me levante muy pronto corrí hacia la habitación de mis papas y no estaban, pensé que estarían en la cocina preparando un buen chocolate caliente, seguí corriendo escaleras abajo y me encontré con aquella gente que no conocía de nada. ¡Mira!, en la puerta de la cocina estaba Susi, pero, ¿Por qué lloraba? ¿Y mis papas?
-Papa, mama, ¿dónde estáis?
No me respondían los llame una y otra vez, pero no me contestaban, me fije y el pantalón de papa seguía en el sofá, si ese pantalón era para hoy, dijo mama que era para la comida, si papa pensé te lo tienes que poner hoy…
Ese hombre me cogió del brazo. No quería estar allí solo quería ir con mis papas, las lagrimas surgían de mí, no sabía por qué lloraba, pero intuía que pronto lo haría por mis papas.
Ese hombre me explico, que mis papas no vendrían mas, que un hombre que había bebido los atropello cuando papa ayudaba a mama a bajar del coche, que él estaba allí para hacerse cargo de mi. Pero y mis papas le preguntaba una y otra vez, y su respuesta sonaba dentro de mí una y otra vez, no vendrán…no vendrán.
Me entrego una maleta y me dijo que metiera en ella mis cosas, las manos me temblaban, mi pecho me dolía, mis ojos solo eran lágrimas, metí mi ropa en ella y cogí del sofá el pantalón de papa y callo algo al suelo, vi una cajita pequeña, vi su caja de recuerdos, de papa y mama, la abrí, y saque de ella la cadena con los aros brillantes oyendo dentro de mí la voz de papa, contando los recuerdos, todos ellos eran buenos y decidí arrancar un aro para no poner recuerdos malos en ella, solo pondré los buenos como papa.
Aquel hombre me llevo a un colegio, del cual me escape. No había recuerdos buenos para mi cajita y tenía que ir en busca de ellos, cogí mi maleta, me puse los pantalones de papa y metí en su bolsillo su caja de recuerdos… ¡mi caja de recuerdos! y marche en busca de ellos.
Y aquí me tienen con los pantalones de papa, mi maleta, y mi caja de recuerdos.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Los sentimientos te encontraron



Te busque, intentando encontrarte para fortalecerte, sabía que necesitabas consuelo pero no estaba allí para auxiliarte.
Al viento encargue mi pena de no poder verte, y el viento mismo juro ayudarme trayendo a mi tu aliento, pero no fue bastante para encontrarte.
El sol salió con fuerza y se propuso hallarte, trajo a mí tu sombra, pero no fue bastante para encontrarte.
La tierra tambien busco tus pasos, trayendo a mí el rastro de tus huellas, pero no fue bastante para encontrarte.
Entonces pensé en ti, dejando que mis sentimientos fueran los que te hallasen…
La “alegría”, busco tu rosto, atrajo a mi tus gestos cálidos, amables, cercanos, y recordó que no puedo vivir sin ellos.
El “cariño”, busco tu cuerpo, atrajo a mi tus movimientos, formas, tacto, y recordó que no puedo vivir sin él.
El “amor”, busco tu alma, atrajo a mi tu vida, corazón, fuerza y recordó que no puedo vivir sin ella.
Ya lo tenía todo, tan solo faltaba un beso de amor, para que los recuerdos se cubran de presente y los sueños de realidad.

martes, 16 de diciembre de 2008

La maleta.



Me levante muy temprano, serian alrededor de las 6 de la mañana, como cada día tenia que prepararlo todo minuciosamente. Pintar mi rostro con rasgos blancos de un mimo, desenredar las cuerdas de mis viejas marionetas, elegir una ropa con grandes remiendos, una banqueta de playa y una gran sonrisa contagiosa para arrancar una carcajada a una gente que olvido la alegría.
Me encamine a la primera boca de metro que encontré y me introduje en ella perdiéndome, ocultándome bajo una gran masa de asfalto, entrando en un mundo perdido.
Todo un mundo de pasadizos embarazosos para gente con perjuicios, por la gran multitud de colores diferentes, religiones, formas de vestir, de hablar, de caminar.
Tras unos minutos llegue a un andén, ennegrecido con olor a humedad,
Pero bien iluminado, estaba rodeado de una multitud que aprovecha un tiempo de espera, una pausa momentánea en su ajetreo diario, para leer un periódico, un libro o simplemente los carteles publicitarios.
Ya dentro del vagón no hiso falta sujetarme a unos pasamanos fríos, era imposible desplazarse por los envites de la vía ya que el espacio era inexistente, el roce con los semejantes era continuo e imposibles de evitar.
Un sonido una voz repetitiva, ampliamente conocida, anuncia por megafonía la proximidad de mi estación “plaza Cataluña” de repente un frenazo brusco con el que se mueven las cabezas de tantos viajeros en un vasto gesto de despido inexistente, de un adiós sin hasta luego.
Por fin bajo de aquel vagón cargado con mi maleta repleta de fabulas, de cuentos, de chistes, de adivinanzas, y en un rincón mi caja de recuerdos; la más preciada para mí; donde guardo sentimientos robados a caminantes, sonrisas, carcajadas, sofocos, magia, admiración, destellos, todo ello clasificados por momentos y lugares.
Ya diviso la luz del día a lo alto de la escalera cuya salida da justo a una gran plaza plagada de representantes de libertad, arboles a cuyos pies se extiende un manto verde donde reposan los cansados viajeros o lectores arduos de devorar aquello capas de evadirles momentáneamente del mundo real introduciéndolos en uno de ficción, en un amor idílico, o un lugar paradisiaco creado por letras y frases.
Me dirijo al semáforo que da paso verde a los peatones cortando un tráfico denso y ruidoso de una calle ancha que rodea la plaza sin tener final, paso por delante de multitud de animales de metal rugientes expectantes a que alguien o algo les de paso libre hacia su próximo redil.
Salvo, estoy salvo, ante mi un largo paseo delimitado en sus extremos por unos árboles centenarios, donde el ir y venir de gentes se hace notar, “las ramblas” lugar antiguo de reunión de gente y lugar obligado para cualquier visitante hoy día.
Sin más tiempo que perder, planto mi silla tocante a una farola de fundición, reposando mi maleta en su lona para poder extraer de ella un violín de aspecto espartano para dar principio a una función dependiente de un público andante y nómada, tras unas notas celtas convertidas en melodía para atraer a visitantes y residentes doy paso a mi relato con ayuda de mis compañeras marionetas:

De la Dama y su escudero.

lunes, 15 de diciembre de 2008

De la Dama y su Escudero.




Dice la historia que fue linda princesa casadera del reino de Nabor, donde su padre concedió su mano al príncipe de Talion, un príncipe que sería nombrado rey después del casamiento.
Los preparativos del enlace tenían ocupado a todo el reino de talion, el príncipe mismo vigilaba los preparatorios aseverándose que todo fuese como atañe a tan digno acontecer.
Nadie se dio cuenta, pero un plan ruin se fraguaba en el mismo palacio, el arcipreste; personaje rodeado de negras leyendas; no estaba dispuesto a perder un reino que consideraba suyo por designio.
Con media guardia a su lado urdía su propósito a fin de impedir que el heredero fuera consentido rey, para ello tan solo tendría que reprimir la ceremonia…
Llego el día; donde la princesa tenía que partir al reino de Talion. Subió está en su carroza guiada por ocho corceles y partió sin demora a cumplir el mandato impuesto por su padre y rey. Pues ella, al príncipe nunca vio y esto la amedrentaba y a la vez creaba en ella el impulso de ver cuanto antes a su futuro marido.
Era un viaje largo y agotador por los arduos parajes donde se adentraban, al caer la noche detuvieron viaje en fonda donde saciar el hambre y dormir en bien.
No lo sabían pero eran observados por un lacayo del ruin arcipreste llamado señor Don Diego De La Itea, el cual veía como sus premisas se cumplían a cabal, todo acaecía según lo predicho.
Al día siguiente la comitiva se levanto temprano pues tendrían que atravesar el bosque del grito; bosque que debe su nombre al último decir de gente perdida; preparados para partir afrontaron no sin temor la entrada al bosque, se adentraban custodiados de sonidos inciertos de un mundo irreal repleto de sombras, sus cabezas giraban de un lado a otro como presagiando algo, la guardia decidió formar al lado de la carroza.
De repente la voz del caballero de la guardia sonó tajante
-alto la guardia.
Todos quedaron quietos intentando oír o ver un peligro el cual podian oler…
Un silbido, y una flecha encastro su hierro en el pecho del caballero desmontándolo de su caballo, sumiéndole en muerte.
Surgieron ruines de negro de entre la espesa penumbra enzarzándose en lucha voraz ante los incrédulos ojos de los de Nador.
Ante esto la princesa decidió escapar, bajando del carruaje se dirigió al interior del bosque en un intento de ocultamiento de los ojos malignos, pero mal momento escogió y fue mirada y perseguida por tres de aquellos ruines dándole caza al pie de un gran árbol, ella temió por su vida al ver levantar una espada sobre su cabeza y cuando esta bajaba un sonido de metal desvío su trayectoria. Alzando nuevamente la vista vio a un joven desarropado empuñando una espada desgastada y mellada que se enfrentaba a sus captores con fiereza y maestría, dando muerte al primero y tornándose contra los dos restantes sin importarle la lucha desigual, ayudado de las ramas parecía jugar con ellos hasta que dio muerte al siguiente y el restante prendió en huida despavorida, no lejos acabaron sus pasos, pues el joven lanzo su espada encontrando acierto en la espalda del huido.
-¿Quién sois voz? Pregunto la princesa…
Soy solo un escudero sin caballero, ni dama, oculto en estos bosques que traen cobijo y sustento a mi alma.
¿Es usted desdichado escudero?
La princesa sin quererlo quedo prendada del joven, de su dulzura y su porte.
-Si mi princesa, pues a quien defender no tengo ni a quien querer tampoco.
No demoremos mas la marcha princesa, pues su vida está en duda ante tales rufianes,
Permítame que le sirva de guía y escudo para salir de este bosque maldito.
Seguidamente el joven llamo a su caballo, subió en él y tendiendo la mano a la bella la acomodo en la grupa de Safin, un caballo negro de porte robusto, y partieron al fin del bosque hacia el reino de talion.
Ya a las puertas del castillo la dama bajo de safin, y se sintió mal, no por lo acontecido sino por dejar el abrazo al escudero.
Princesa su viaje termina aquí, y yo he de seguir mi marcha en busca de mi dama.
-Escudero detente, yo no puedo ser tu dama, pues al príncipe de talión he de ser dada, pero si puedes ser escudero de mi príncipe.
-No se ofenda mi dama, e de seguir camino si amarla no puedo.
La princesa quedo desconsolada pues su corazón marcho con su escudero, los siguientes días trascurrieron en su aposento en espera de la fecha en la cual debía ser presentada al príncipe.
Mientras se arreglaba para la cena no pudo más que pensar en el, en su escudero de cómo se enfrento a sus asaltantes, de su sonrisa, de su porte y del contacto con su cuerpo en el caballo. Debía olvidar esto aunque le inundara la pena, pues pronto seria desposada por el príncipe.
Ya en la puerta del banquete, fue anunciada, y seguidamente entro por sobre la alfombra temiendo mirar al frente ya no tenía ganas de conocer a su futuro esposo.
Y de repente una voz…
-Princesa tiene usted miedo de levantar la cara para mirarme.
Esa voz, lejos de darle miedo o incomodo le resulto familiar y querida, sin demora levanto su mirada y allí estaba él su escudero convertido en príncipe. Saltándose el protocolo de su presentación, corrió hasta llegar a su escudero y cayendo rendida en sus brazos le dedico un largo beso, con el que se juraron amor eterno.



De la Dama y su Escudero.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Tinieblas


Algunos días esta de mas que estemos sobre el mundo, de repente nos damos cuenta que no tenemos a nadie, que somos invisibles, que nadie nos ve, que nadie nos saluda y entonces pensamos si nos hemos equivocado de lugar, de época, de historia. Tengo que tomar una decisión y adentrarme en el olvido, perderme en el tiempo para no sentirme herido, necesito volver a sentir, volver a volar con mis sueños, volver a reír, cuanto echo de menos reír a su lado, cuanto echo de menos sus gestos, sus caricias, sus abrazos. Noto el aire palpitar dentro de mi pretendiéndose escapar, un suspiro, un suspiro y todo acabara, todo se torna negro a mi alrededor el sol se eclipso dejando entrar penumbra, el cielo mismo tapo estrellas, todo se vuelve de un desgarrador color como el fiel reflejo de mi alma. ¿Hasta dónde llegara el dolor?, ¿por qué reside en mi cuerpo? ¿Por qué no abandona mi vida? Quién sabe si al final no sentiré su cerco y podre alcanzar los sueños hechos, sueños que son todo y no son nada, que lo dicen todo y no dicen nada, pero es lo único que me queda para no acabar, con un suspiro.

El chat

Hoy al despertar, me di cuenta que este no sería un día normal, tenia rumores dentro de mí, sensaciones extrañas amenizadas por un ímpetu reinante en todo mi cuerpo; salte de la cama queriendo alcanzar rápidamente todo lo que él me pueda presentar, descubrir, admirar, reír, compartir…

No, no sería un día normal estaba convencido de ello, por primera vez no estaría solo. Estaría rodeado de miles de letras surgidas de personajes múltiples, variopintos, tristes, alegres, cautos, incautos, reales, ficticios, sumergidos en un mundo irreal donde todos ellos se sienten protagonistas de una parte de historia, la cual, queda impresa en letras de oro.

Donde esas letras no son clasistas, donde todos se entienden con unos casi gestos, palabras incompletas para muchos pero con alma para otros pocos, todos buscan un fin, dar de lado a la soledad y encontrar lo que en un mundo real no existe, no tienen.

Amistad sin conocer la cara de quienes les provocan unas carcajadas, de quienes tienden sus letras para cuando necesitas regalarte con ellas, de quienes están allí para levantar tus días bajos, para compartir los altos, para alegarse de tus logros, entristecerse con tus fracasos y tenderte siempre una letra amiga, a todos ellos gracias por estar ahí.

lunes, 8 de diciembre de 2008

cobarde o valiente



Mi pasado es nulo, no tengo un pasado como todo el mundo, como mucho lo llamaremos pasado reciente. Me podréis tachar de cobarde, yo lo llamo tener un don, poseer la capacidad de dar por zanjado un periodo para comenzar otro sin mirar atrás ni machacar mi lívido con pensamientos basados en conjeturas, lanzadas por semejantes que opinan sobre algo que no vivieron ellos, por favor, quien les dio vela en este entierro, para juzgar mis hechos y andanzas. ¿Que lo hice mal? Y que ¿Qué lo hice bien? Que les importa, “que tire la primera piedra quien esté libre de culpa”.
Lo importante es no arrepentirte de nada, todo pasó por algo, en un segundo, en un minuto, en una hora, en un día, en un año o en toda una vida. ¿Me equivoque al tomar alguna decisión?, ¡seguramente!, todos tenemos el derecho de equivocarnos.


Y la valentía de cambiar nuestras vidas.

domingo, 7 de diciembre de 2008

El niño pensador.



Recuerdo un tiempo lejano y un niño, un niño nada normal dentro de una sociedad que empezaba a despertar de su letargo, tras un periodo de secuestro, el cual se llamo dictadura.
Este niño no sabía jugar al futbol, no sabía divertirse como los demás niños, no destacaba en sus estudios, no era popular entre sus compañeros, digamos que se encontraba entre los marginados pero sin destacar.
Un día las dudas hicieron meya en el, empezó preguntándose si los demás podían pensar como él, si utilizarían esa voz interior que le acompañaba a todas partes, pero observando atentamente a su alrededor llego a la conclusión de que no. No podía ser que pensaran, pues su manera de actuar era contraria a todo lo que se vislumbraba en su mente, una gente que era dirigida por los demás, pensadores tal vez ; dudo otra vez, pues eran arrastrados a un sin sentido a una batalla sin fin llamada el día a día.
Entonces decidió revelarse, el era un pensador, era diferente a los demás:
Se pregunto, si la vida tenía sentido para un niño como él.
Se pregunto, si valía la pena luchar por cambiar algo escrito para muchos.
Se pregunto, si tendría futuro dentro de él.
Y entonces decidió:
Que la vida tendría sentido mientras luchara por cambiar aquello que le impidiera llegar a su futuro.